ČESKY KRUMLOV 🇨🇿

"Český Krumlov, un rincón de cuento donde cada calle y cada puente parecen pintados a mano".

Dejamos atrás el bullicio de la ciudad para adentrarnos en uno de esos lugares que parecen sacados de un cuento: Český Krumlov. Situado al sur de la República Checa, este pequeño pueblo medieval nos recibió con calles empedradas, casas de colores y un castillo que domina el paisaje desde lo alto, reflejándose en las aguas del río Moldava.

Desde el primer paso, sentimos que el tiempo aquí transcurre de otra manera. Las fachadas decoradas, los puentes, las torres y los patios empedrados crean una atmósfera mágica, donde cada rincón invita a detenerse, mirar y disfrutar.

Pasear por Český Krumlov es como viajar al pasado, pero con la calidez y el encanto de un lugar lleno de vida. Cafeterías acogedoras, tiendas de artesanía y miradores con vistas de ensueño hacen que sea imposible no enamorarse de este rincón del sur de Bohemia.


CLOAK BRIDGE 

Al llegar al Cloak Bridge (Puente del Manto), tuvimos la primera gran impresión de Český Krumlov. Desde allí, la vista es simplemente espectacular: el río Moldava serpenteando entre los tejados rojizos del casco antiguo, las torres que sobresalen entre las casas y el castillo que parece custodiar el pueblo desde las alturas.

El puente forma parte del conjunto del castillo de Český Krumlov y se alza sobre un profundo foso, conectando distintas partes del complejo. Su estructura de varios niveles, con arcadas superpuestas, no solo es impresionante desde abajo, sino también desde arriba, donde se obtienen unas de las mejores panorámicas de todo el valle.

Nos detuvimos un buen rato a disfrutar del paisaje. El aire fresco, el sonido del río y las vistas de cuento hacían que cada foto pareciera una postal. 

Fue la mejor bienvenida posible a Český Krumlov: un lugar que, desde el primer momento, te transporta a otra época y te invita a explorarlo sin prisa, dejándote llevar por su magia y su belleza.


MOLINO DE AGUA

Continuamos nuestra visita cruzando el Cloak Bridge, dejando atrás las vistas del castillo para descender poco a poco hacia el corazón del pueblo. Las calles empedradas nos guiaron entre fachadas de colores y pequeñas tiendas llenas de encanto, hasta llegar al molino de agua, uno de esos rincones que parecen detenidos en el tiempo.

El sonido del agua del Moldava moviendo la rueda del molino creaba una atmósfera tranquila, casi hipnótica. A nuestro alrededor, las terrazas y los pequeños cafés junto al río invitaban a hacer una pausa, disfrutar del momento y contemplar cómo el reflejo de las casas danzaba sobre el agua.

Desde allí, las vistas del castillo son preciosas: su torre se alza majestuosa sobre el conjunto del pueblo, recordándonos la historia y el carácter medieval de Český Krumlov. Fue uno de esos lugares donde el tiempo parece fluir al ritmo del río, perfecto para relajarse y simplemente dejarse llevar por la magia del entorno.


CASCO ANTIGUO

Seguimos caminando entre casas preciosas, de esas que parecen sacadas de un libro ilustrado. Fachadas de colores, ventanas con flores y calles empedradas que serpentean entre pequeñas plazas y rincones escondidos. Cada paso por Český Krumlov nos hacía sentir dentro de un auténtico pueblo de cuento.

El ambiente era tranquilo y acogedor, con músicos callejeros poniendo banda sonora al paseo y el aroma de los dulces recién horneados escapando de las panaderías. Nos encantó perdernos sin rumbo, descubrir patios interiores, galerías de arte y tiendas llenas de artesanía local.

A cada giro del camino aparecía una nueva perspectiva del castillo o del río, recordándonos por qué este lugar está considerado uno de los más bonitos de Europa. En Český Krumlov, todo parece estar pensado para ser disfrutado con calma, respirando historia y belleza a partes iguales.

FUENTE

Después de perdernos entre las calles empedradas, llegamos a la plaza de la Fuente, el corazón de Český Krumlov. Rodeada de casas con fachadas renacentistas y barrocas, pintadas en tonos suaves, la plaza desprende un encanto especial.

En el centro, la fuente con la columna de la peste preside el espacio con elegancia, recordando tiempos pasados. A su alrededor, cafés, restaurantes y pequeñas tiendas llenan el ambiente de vida y color. Nos sentamos un rato a observar el ir y venir de la gente, disfrutando del ritmo pausado del pueblo.


IGLESIA DE ST. VITUS

uno de los monumentos más emblemáticos de Český Krumlov. Su silueta gótica, con una torre esbelta que se alza sobre los tejados del pueblo, domina el paisaje y añade un toque majestuoso al conjunto.

Es un lugar sencillo, pero lleno de historia, donde se respira el paso de los siglos.

Desde el exterior, las vistas del templo con el río Moldava a sus pies son de postal.


MIRADOR DOS RATOS

Después de recorrer el casco antiguo, subimos hasta el mirador Dos Ratos, uno de los puntos más bonitos para contemplar Český Krumlov desde las alturas. Desde allí, el panorama es espectacular: el río Moldava dibuja su característico meandro, abrazando las casas de tejados rojizos y dejando al castillo como protagonista absoluto del paisaje.

Nos quedamos un buen rato disfrutando de las vistas y del ambiente tranquilo del lugar. Es uno de esos miradores que invitan a parar, respirar y dejarse envolver por la belleza del entorno.

Pero nuestra visita no acabó allí. Todavía quedaban rincones por descubrir, así que bajamos de nuevo hacia el centro del pueblo


PUENTE LAZEBNICKY MOST

Bajando desde el mirador, llegamos al encantador Puente Lazebnicky Most, uno de los rincones más pintorescos de Český Krumlov. Este pequeño puente de madera cruza el río Moldava y conecta el casco antiguo con la zona donde se reflejan las fachadas más coloridas del pueblo.

El ambiente allí es mágico: el sonido del agua, los músicos callejeros, las flores que adornan los balcones y las terrazas junto al río crean una estampa perfecta. Desde el puente se obtiene una de las vistas más emblemáticas del castillo, con su torre elevándose sobre las casas, y es imposible no detenerse a hacer una foto.


CASTILLO

Nuestra visita continuó con el castillo de Český Krumlov, una joya que domina todo el pueblo desde lo alto de la colina. Subir hasta allí ya es parte de la experiencia: calles empedradas, murallas, torres y patios que anticipan la historia que nos esperaba dentro.

Al entrar, nos impresionó la mezcla de estilos arquitectónicos, desde el gótico hasta el renacentista y barroco, que reflejan los siglos de historia del lugar. Paseamos por los patios interiores, admirando las fachadas pintadas y los detalles ornamentales, mientras nos dejábamos llevar por el ambiente de época.

Uno de los momentos más especiales fue caminar por el corredor del castillo, que ofrece unas vistas panorámicas únicas de Český Krumlov y del río Moldava serpenteando entre las casas. Desde allí se aprecia perfectamente cómo el castillo y el pueblo se integran en un paisaje de postal.


PUERTA BUDWEISER

Al finalizar nuestro recorrido, nos dirigimos hacia la Budweiser Gate (Budějovická Gate), la histórica puerta que marca la salida del casco antiguo de Český Krumlov. Cruzarla fue un momento simbólico: nos despedíamos de un pueblo que parece detenido en el tiempo, lleno de calles empedradas, rincones de cuento y fachadas de colores que nos acompañaron durante toda la visita.

Desde la puerta, tuvimos la oportunidad de mirar una última vez el pueblo desde la muralla: el río Moldava, el castillo dominando la colina y las casas alineadas a lo largo del valle formaban una postal imposible de olvidar. Fue el cierre perfecto para una experiencia que combinó historia, arquitectura, belleza natural y una atmósfera única.

volvimos a Praga.