TERUEL 🇪🇸 

"Teruel, donde la historia mudéjar se escribe en cada calle” 

 

¿Has escuchado eso de “Teruel existe”? Pues no solo existe, ¡sino que es un destino de esos que enamoran sin hacer mucho ruido! En el corazón de Aragón, Teruel es una tierra llena de sorpresas: castillos, dinosaurios, pueblos de cuento, cielos estrellados y un jamón que quita el hipo. ¿Te vienes a descubrirla con nosotros?

Teruel es una provincia que no necesita filtros de Instagram para ser especial. Es auténtica, tranquila, rica en historia y naturaleza, ideal para escapadas diferentes y llenas de contenido. Si buscas un destino sin multitudes y con mucho que contar… Teruel te está esperando.¿Te vienes? 

A Teruel hemos ido en varias ocasiones a zonas diferentes. Asi que empezaremos por los pueblos que conocemos hasta ahora, y su capital. 

TERUEL CAPITAL 

A veces, los lugares más pequeños son los que más se quedan contigo. Así fue nuestro viaje a Teruel, una ciudad que no necesita grandes multitudes ni espectáculos para conquistarte. Allí todo se siente cercano, auténtico y, sobre todo, tranquilo. Esa clase de destino al que vas sin expectativas y del que te vas con una sonrisa tonta en la cara.

En Teruel no hay prisas. Las calles invitan a pasear sin rumbo, a mirar con calma, a sentarte en una terraza solo para ver pasar la vida. Lo mejor es perderse por sus cuestas y esquinas estrechas, donde las fachadas cuentan historias y los colores del atardecer pintan las paredes de naranja y rojo. Todo está a escala humana: acogedor, cercano, fácil de disfrutar.

PLAZA DEL TORICO 

Empezamos nuestra andanza por esta pequeña, pero acogedora plaza. 

Puede que lo primero que pienses al llegar a esta plaza sea: ”¿Y dónde está el famoso Torico?” Y es que sí, está ahí… pero es más pequeño de lo que imaginas. Esa es precisamente su magia.

En medio de la plaza, sobre una columna elegante, se encuentra una diminuta escultura de un toro negro: el Torico. Parece casi un secreto, como si la ciudad lo hubiera colocado allí solo para quienes miran con atención. Pero no te dejes engañar por su tamaño: este pequeño símbolo es todo un emblema para los turolenses, y su figura tiene tanto peso en el alma de la ciudad como cualquier gran monumento.

La plaza en sí es encantadora: rodeada de soportales, fachadas modernistas y un ambiente tranquilo y acogedor. De día es ideal para sentarse en una terraza, tomar algo y ver cómo pasa la vida. De noche, con la iluminación suave y el murmullo de fondo, tiene un aire casi mágico.

Este rincón no es solo el centro geográfico de Teruel, sino también su punto de encuentro, su sala de estar al aire libre, su lugar de celebraciones y de historias cotidianas. Aquí todo empieza y todo vuelve. Porque el Torico, aunque pequeño, guarda el corazón entero de una ciudad.

ESCALINATA DEL ÓVALO

Subir por esta escalinata es como entrar en otra época. A cada paso, te rodean detalles de ladrillo, cerámica y forja que hablan de un tiempo en el que las cosas se hacían con mimo.

La escalinata conecta la estación de Renfe, con la ciudad. Si no quieres subirla, también dispones de la opción de ascensor. Pero creemos que vale la pena pasar por ella. 

En la Escalinata del Óvalo de Teruel hay un gran panel cerámico que representa una escena muy conocida en la historia de la ciudad: la leyenda de los Amantes de Teruel.

Este panel es uno de los elementos más llamativos de la escalinata y está realizado en cerámica vidriada, siguiendo el estilo mudéjar que caracteriza a muchos rincones de Teruel.

TORRE DE EL SALVADOR

En pleno corazón de Teruel, se alza la Torre de El Salvador. No es solo una estructura de ladrillo y cerámica; es una cápsula del tiempo que nos transporta al siglo XIV, cuando el arte mudéjar florecía en Aragón.

 

 

A simple vista, su ornamentación geométrica y los tonos verdes y blancos de la cerámica vidriada capturan la atención. Pero lo más fascinante es su estructura: una torre dentro de otra. Inspirada en los alminares almohades, la torre exterior envuelve a una interior, y entre ambas se encuentra una escalera de 119 peldaños que conduce al campanario. Desde el cual hay unas bellas vistas de la ciudad. 

La UNESCO reconoció su valor en 1986, incluyéndola en la lista de Patrimonio de la Humanidad. 

 

TORRE DE SAN MARTIN

Paseando por las callejuelas de Teruel, de pronto levantas la vista… y ahí está: la Torre de San Martín, como un vigía de ladrillo decorado que parece salido de un cuento andalusí. No es solo bonita, es todo un símbolo del mestizaje cultural que vivió España en la Edad Media.

Para entender la torre, hay que conocer el mudéjar, ese estilo artístico que nació cuando los musulmanes que permanecieron en tierras cristianas (los mudéjares) comenzaron a trabajar para los nuevos señores. Resultado: edificios cristianos con técnicas, materiales y decoraciones árabes. Ladrillo, cerámica vidriada, arcos lobulados… ¡Una fusión brillante!

La Torre de San Martín se construyó en 1315, Su función era doble: era una torre-campanario y también una puerta de acceso a la ciudad. Sí, en su interior pasa una calle por la que antiguamente se entraba a Teruel. Como si fuera una especie de arco triunfal, pero a lo mudéjar.

Una leyenda local cuenta que la torre es fruto de una rivalidad amorosa entre dos arquitectos que querían impresionar a la misma dama. Uno construyó la Torre del Salvador, el otro la de San Martín. 

AYUNTAMIENTO DE TERUEL

Seguimos el paseo hacia el ayuntamiento y la catedral.El Ayuntamiento de Teruel se encuentra en la Plaza de la Catedral, compartiendo protagonismo con otros monumentos emblemáticos de la ciudad. Su ubicación estratégica refleja la importancia que ha tenido en la vida cívica y administrativa de Teruel a lo largo de los años.

CATEDRAL DE SANTA MARIA

Nada más entrar en el casco histórico de Teruel, nuestros pasos nos llevaron a un edificio que parecía querer tocar el cielo. No hablamos de una catedral cualquiera, sino de una auténtica joya del arte mudéjar aragonés: la Catedral de Santa María de Mediavilla.

La fachada es sobria, pero basta levantar la mirada para descubrir la torre mudéjar, decorada con azulejos verdes y blancos como si fueran joyas incrustadas en el ladrillo

Nos lo dijeron al entrar: “mirad hacia arriba”. Y sí, es imposible no quedarse embobado. El techo es tan especial que la catedral fue incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

MURALLAS

Las Murallas de Teruel no son solo estructuras defensivas; son testigos silenciosos de las múltiples etapas que ha vivido la ciudad.

Construidas a partir del siglo XII, estas murallas han sido escenario de numerosos eventos históricos, desde asedios medievales hasta enfrentamientos durante la Guerra Civil Española. A lo largo de los siglos, han sufrido diversas modificaciones y ampliaciones, adaptándose a las necesidades defensivas de cada época. 

Visita previo pago.

MIRADOR DE LA CASA DEL BARCO

Antes de hacer nuestra última visita, en la ciudad, fuimos a este mirador. Desde aquí, se pueden apreciar los tejados del casco histórico, las torres mudéjares y la vega del río Turia. Es un lugar perfecto para contemplar la ciudad, especialmente al atardecer, cuando la luz dorada realza la belleza de Teruel.

IGLESIA DE SAN PEDRO

En pleno corazón de Teruel, nos encontramos con la Iglesia de San Pedro, una joya del arte mudéjar aragonés que nos transporta a siglos pasados. Este templo, construido en el siglo XIV sobre los cimientos de una antigua ermita románica documentada en 1196, destaca por su singular arquitectura y su profunda carga histórica. Una iglesia preciosa y con historia romántica. 
  
La iglesia es también el escenario de una de las historias de amor más conmovedoras de España

MAUSOLEO DE LOS AMANTES DE TERUEL

junto a la Iglesia de San Pedro, se encuentra el Mausoleo de los Amantes, un lugar donde la leyenda y la historia se entrelazan para contar una de las historias de amor más conmovedoras de España. ¿Vas a perdértela? 

el mausoleo fue diseñado por el arquitecto Alejandro Cañada y alberga las esculturas de alabastro de los amantes, obra del escultor Juan de Ávalos. Las figuras yacen una al lado de la otra, con las manos casi tocándose, simbolizando un amor eterno que trasciende la muerte.  

Tras pasar dos días recorriendo las calles de Teruel, nos marchamos con esa sensación de haber descubierto una ciudad que es mucho más que la típica parada de paso. Es una joya escondida, pequeña en tamaño, pero enorme en historia, arte y encanto.

Comenzamos mirando hacia el cielo, embobados por las torres mudéjares como la de San Martín y El Salvador, decoradas con miles de ladrillos y cerámicas verdes que parecen sacadas de un cuento. Nos adentramos en la Catedral de Santa María, y su techo mudéjar nos dejó sin palabras —de verdad, si vais, mirad hacia arriba.

Paseamos por las murallas medievales, trepamos al Mirador de la Casa del Barco para ver Teruel desde las alturas, y nos dejamos llevar por los colores del atardecer tiñendo los tejados. Pero lo que más nos tocó el corazón fue la visita a la Iglesia de San Pedro y el Mausoleo de los Amantes, donde esa famosa leyenda de amor traspasa siglos y muros.

Teruel existe, y enamora. Y no solo por su arquitectura mudéjar Patrimonio de la Humanidad, ni por su historia o sus vistas, sino por cómo logra, en tan poco espacio, transportarte a otra época. Aquí cada rincón tiene algo que contar.

Así que si estáis buscando una escapada con historia, leyendas, buena gastronomía (sí, ese jamón también lo probamos), y rincones que sorprenden, Teruel es una apuesta segura.

Hasta pronto, Teruel.

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