PUEBLOS DE BURGOS

"Los pueblos de Burgos nos fascinan con su historia, sus calles empedradas y la esencia medieval que se respira en cada rincón.”


ATAPUERCA 

“Atapuerca, donde la historia de la humanidad cobra vida” 

 

Visitar Atapuerca no es una excursión más. Es una de esas experiencias que te hacen parar y pensar: “¿De verdad estoy pisando el mismo suelo que nuestros antepasados de hace casi un millón de años?”. Y la respuesta es sí. Literalmente, estás caminando sobre los orígenes de la humanidad en Europa. Brutal.

La visita al yacimiento es guiada, lo cual se agradece muchísimo, porque te explican todo con pasión y claridad. Desde cómo se descubrieron por casualidad estos restos al construir una vía del tren, hasta qué técnicas usan los arqueólogos para desenterrar el pasado. Te enseñan las trincheras donde se han encontrado fósiles como el famoso Homo antecessor, y créeme: ver ese lugar en persona da otra dimensión a lo que has leído o visto en documentales.

Lo que más me impresionó fue la mezcla entre ciencia y emoción. Estás en medio de un paisaje tranquilo, lleno de naturaleza, pero sabes que debajo de tus pies hay miles de historias enterradas: herramientas, huesos, huellas de fuego… restos de quienes fueron los primeros en todo.


COVARRUBIAS

Un rincón donde cada piedra guarda secretos de antaño”

 

Casas de entramado de madera, flores en los balcones, calles empedradas y ese silencio tranquilo que solo tienen los pueblos con alma.

Lo primero que hice fue pasear sin rumbo. Es lo mejor que puedes hacer allí. Dejarte llevar por sus callejuelas, asomarte a los rincones, encontrar detalles en las fachadas y, de vez en cuando, levantar la vista para ver la torre de la colegiata o los restos de la muralla. Todo tiene ese aire medieval que no es decorado: es real, y se nota.


LERMA

“Entre palacios y conventos, descubrimos la esencia de Lerma” 

 

Lerma y su enorme Plaza Mayor. Es de esas plazas que parecen pensadas para hacerte sentir pequeñita: inmensa, señorial y con ese aire de tiempos pasados donde los duques mandaban más que nadie.

La historia aquí se respira. El protagonista absoluto es el Palacio Ducal, que hoy es un Parador. Solo imaginar cómo debía ser la vida en aquel entonces, con fiestas cortesanas, conspiraciones políticas y trajes imposibles.

Pero Lerma no es solo historia de grandes. Es un pueblo para recorrer a pie, con calma. Sus calles empedradas, sus soportales, sus conventos… todo tiene ese encanto castellano sobrio pero elegante. Y cuando te das cuenta, estás haciendo fotos a cada rincón sin parar.

Lerma es de esos sitios que parecen hechos para desconectar y reconectar a la vez. Pequeño pero imponente, tranquilo pero con mucha historia detrás. Me fui con la sensación de haber estado en un escenario histórico… pero sin agobios ni multitudes. Y eso, hoy en día, no es poco.

Por cierto no dejéis de asomaros a su mirador de los arcos. 

 


SASAMON

“Entre restos antiguos y calles tranquilas, descubrimos Sasamón” 

 

Hace años visite Sasamón, un pequeño y encantador pueblo de calles empedradas, combinada con la majestuosidad de su historia que parece estar presente en cada rincón. Uno de los puntos más destacados de mi visita fue la iglesia de Santa María la Real, un impresionante ejemplo del gótico tardío que me dejó sin palabras. Su fachada, con cada detalle esculpido con esmero, es una obra de arte en sí misma.

 


VILLADIEGO

“Villadiego… y me tomo las de Villadiego para perderme por sus calles” 

Otro pueblo que he visitado unas cuantas veces. La Plaza Mayor es el corazón del pueblo. Sus soportales, construidos en distintas épocas, combinan madera y piedra, otorgándole un carácter único. En el centro, la estatua de Fray Enrique Flórez recuerda a uno de los hijos ilustres De la Villa.

No pude evitar recordar la expresión “tomar las de Villadiego”, que significa huir rápidamente.

Un destino perfecto para quienes buscan desconectar y sumergirse en el encanto de la Castilla más auténtica.


ORBANEJA DEL CASTILLO

“Orbaneja del Castillo, un pueblo colgado sobre cascadas y roca viva” 

 

Llegar a Orbaneja del Castillo es como entrar en un cuento. Este pequeño pueblo burgalés, declarado Conjunto Histórico-Artístico, está enclavado en el Valle de Sedano y es atravesado por una cascada que nace de la Cueva del Agua, descendiendo 25 metros hasta el río Ebro. 

Las casas de piedra se alinean a ambos lados del arroyo, creando una estampa única. El sonido del agua acompaña cada paso, y las pozas de color turquesa invitan a detenerse y contemplar. 

El entorno natural es igualmente impresionante. Orbaneja se encuentra en el Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón,

Además, las formaciones rocosas que coronan el pueblo, esculpidas por la erosión, adoptan formas caprichosas que alimentan la imaginación. Una de las más famosas es la de “los camellos besándose”, visible desde el mirador del Cañón del Ebro. Es fácil ver los buitres merodear la zona con su vuelo. 

Un pueblo al que no te cansarás de volver, yo ya llevo 3 veces.😜


MONUMENTO NATURAL OJO DE GUAREÑA

Entre cuevas y ríos subterráneos, descubrimos la magia de Guareña”

 

Con más de 110 km de galerías subterráneas, es uno de los complejos kársticos más extensos de Europa y el segundo más grande de la Península Ibérica .

Mi aventura comenzó en la Cueva Palomera, una de las principales entradas al sistema. Equipados con cascos y frontales, nos adentramos en un laberinto de formaciones calizas, estalactitas y estalagmitas que han sido esculpidas por el agua durante millones de años. La sensación de caminar por pasadizos que han sido testigos de la historia humana desde el Paleolítico es simplemente sobrecogedora 

Uno de los momentos más especiales fue la visita a la Ermita de San Bernabé, una pequeña capilla excavada en la roca que combina espiritualidad y naturaleza de una manera única. Las pinturas murales que adornan sus paredes narran milagros y leyendas que han perdurado en el tiempo. 

visita previo pago. 


PUENTEDEY

“Puentedey, un puente natural que conecta historia y paisaje” 

 

Hay lugares que te sorprenden, y Puentedey es uno de ellos. un pueblo entero construido encima de un puente natural de piedra, tallado por el río Nela a lo largo de miles de años.

Pasear por sus calles es como colarse en un escenario antiguo, con casitas de piedra, una iglesia románica y un palacio viejo mirando desde lo alto. Pero lo que más impresiona es lo que hay debajo: ese arco natural gigantesco por donde el río sigue su camino, tranquilo, como si nada.

El sitio es pequeño, se ve en poco tiempo, pero tiene algo que se queda contigo. Naturaleza, historia y un encanto tranquilo que te hace parar. A veces, no hace falta más.


TOBERA

“Cascadas, ríos y senderos que nos conectan con la naturaleza”

 

Después de visitar Puentedey, nos acercamos a Tobera, y qué acierto. Este pueblito escondido en las Merindades de Burgos parece sacado de una postal: agua por todas partes, puentes de piedra, y una senda que te lleva entre cascadas y antiguos molinos.

Lo mejor es la ruta del agua, un caminito corto y fácil que empieza justo a la entrada del pueblo. Vas siguiendo el curso del río Molinar, cruzando puentes y pasando junto a pequeñas cascadas, que en días de lluvia rugen con fuerza. En el camino también te encuentras con dos pequeñas ermitas encajadas entre rocas, como si hubieran nacido allí.

Tobera se ve rápido, pero se disfruta lento. Es uno de esos sitios donde el sonido del agua y el verde lo envuelven todo. Perfecto para desconectar un rato, hacer fotos preciosas o simplemente respirar hondo.


FRIAS

“Frías, un pueblo colgado entre ríos y montañas” 

 

Lo ves desde la carretera, encaramado a un risco, con sus casas colgadas sobre el vacío como si jugaran a no caerse. Y te atrapa al instante.

Calles empedradas, fachadas medievales, balcones con flores… todo con vistas al valle del Ebro.

Lo más impresionante es el castillo de los Velasco, que corona el pueblo y ofrece una panorámica de vértigo. Subir a la torre es casi obligatorio. Justo al lado está la iglesia de San Vicente, que parece tallada en la misma roca.

Y si te gusta caminar, no te pierdas el puente medieval que cruza el río. Con sus arcos y su torre en medio.

Frías no necesita mucho tiempo para verlo, pero sí para saborearlo. De esos lugares que se quedan pegados al recuerdo.


POZA DE LA SAL

“Poza de la Sal, cuna de Félix Rodríguez de la Fuente y de amor por la naturaleza” 

 

Aquí la sal ha sido reina desde hace siglos. De hecho, sus salinas naturales fueron explotadas desde tiempos romanos, y pasear por sus calles es viajar en el tiempo.

El casco antiguo es precioso, con casas de piedra, balcones con flores y una plaza mayor que invita a sentarse a tomar algo mientras observas el ritmo tranquilo del pueblo. No te pierdas la torreón medieval que domina el horizonte y las antiguas salinas, que puedes visitar para entender cómo se extraía la sal antes.

Además, Poza está rodeada de un paisaje lleno de campos, colinas y el río Salas, que le da ese toque fresco y verde.

Es un lugar pequeño, pero con mucha historia y encanto, perfecto para una parada relajada si estás recorriendo la comarca.

Poza de la Sal no es solo un pueblo con historia salina, también guarda un vínculo especial con uno de los grandes naturalistas de España: Félix Rodríguez de la Fuente. Este rincón de Burgos fue testigo de parte de su infancia y su amor por la naturaleza.

Félix nació en Burgos, pero pasó muchas temporadas en Poza de la Sal, un lugar que él mismo definió como un paraíso natural donde aprendió a valorar el entorno y la vida salvaje. La riqueza del paisaje, con sus campos, el río Salas y la montaña cercana, fue el escenario perfecto para que Félix comenzara a descubrir el mundo animal que tanto le apasionó.