SUR ESTE FRANCÉS 🇫🇷
Descubriendo el Sureste de Francia: Entre pueblos medievales y paisajes de ensueño
Recorrer el sureste de Francia siempre es un viaje que despierta todos los sentidos. Desde los colores cálidos de los pueblos de piedra hasta los aromas de los mercados locales.
Si buscas un destino donde cada día sea un descubrimiento, donde la historia se siente bajo los pies y la belleza natural rodea cada camino, el sureste de Francia es un lugar que no puedes dejar de explorar.
PUENTE DE FONTPEDROSA
El Puente de Fontpédrouse, también conocido como Puente Séjourné, es una de las joyas arquitectónicas del sur de Francia. Situado en la localidad de Fontpédrouse, en el departamento de los Pirineos Orientales, este viaducto ferroviario permite al emblemático Tren Amarillo (Tren Jaune) cruzar el río Têt y la carretera nacional 116.
Con 236 metros de longitud y 65 metros de altura, sus arcos de medio punto en mampostería nos muestran la genialidad del ingeniero Paul Séjourné, que lo terminó en 1908. Mientras caminamos cerca del puente, no podemos dejar de imaginar el esfuerzo y la precisión que se necesitó para construir algo así hace más de un siglo.
Tuvimos la suerte de ver pasar el Tren Amarillo, que conecta Villefranche-de-Conflent con Latour-de-Carol y atraviesa nada menos que 15 viaductos y 19 túneles.
VILAFRANCA DE CONFRENT
“Villafranque de Confrent, donde la calma se hace paisaje.”
En Villafranque de Confrent nos sorprendieron sus antiguas murallas y el castillo, desde donde disfrutamos de unas vistas espectaculares del entorno. Después del paseo histórico, nos encantó recorrer sus tiendas locales, llenas de productos artesanales y el trato cercano de sus vecinos. Un pueblo pequeño, pero con mucho que ofrecer.
Un pueblo con un encanto especial.
COLLIURE
“Collioure, un rincón mediterráneo donde el color, el mar y el arte se encuentran.”
Descubrir Collioure fue como entrar en una postal mediterránea: casas de colores reflejándose en el mar, barcas pesqueras meciéndose en la bahía, su castillo al borde del mar y un ambiente artístico que todavía recuerda a Matisse o Picasso. Paseamos por el castillo y las estrechas calles del centro histórico, llenas de pequeñas tiendas y galerías donde el tiempo parece detenerse. Entre murallas, aroma a mar y terrazas animadas, entendimos por qué este rincón de la Costa Bermeja enamora a tantos viajeros.
En nuestro paseo por Collioure no podíamos dejar de visitar uno de los lugares más cargados de historia y emoción: la tumba de Antonio Machado. Caminamos hasta el pequeño cementerio del pueblo y, al llegar, encontramos su sepultura sencilla, siempre adornada con flores, banderas y mensajes que viajeros de todas partes dejan en su memoria.
Fue imposible no emocionarnos al pensar que aquí terminó el viaje de Machado, apenas unos días después de cruzar los Pirineos en el duro exilio de 1939. Frente a su tumba, recordamos sus versos y sentimos el peso de la historia mezclado con la calma del lugar.
La visita nos hizo ver Collioure de otra manera: no solo como un rincón mediterráneo lleno de color, sino también como un espacio de memoria y homenaje a uno de los grandes poetas de nuestra lengua.
CARCASSONNE
“Carcasona, un viaje al corazón de la Edad Media entre murallas y torres centenarias.”
Nuestra llegada a Carcasona fue como entrar en un cuento medieval. Desde lejos ya se distingue su impresionante ciudad amurallada, con torres que parecen sacadas de una ilustración antigua. Cruzar el Pont Vieux y atravesar la Puerta de Narbona nos hizo sentir que estábamos viajando siglos atrás.
Dentro de la Cité, paseamos por las murallas, nos perdimos entre callejuelas empedradas y descubrimos rincones llenos de vida: plazas, restaurantes y tiendas que mantienen la esencia del lugar. La visita al castillo condal y la basílica de Saint-Nazaire nos permitió comprender mejor la historia de esta fortaleza que ha sobrevivido al paso del tiempo.
Al caer la tarde, desde lo alto de las murallas contemplamos cómo el sol bañaba las torres de tonos dorados. Fue un momento mágico que nos hizo entender por qué Carcasona es uno de esos destinos que dejan huella.
Hasta el momento nos parece uno de los pueblos que hay que visitar si o sí.
AX-LES-THERMES
“Ax-les-Thermes, un refugio pirenaico de aguas calientes y tranquilidad.”
Nuestra parada en Ax-les-Thermes fue un soplo de relax en plena ruta por los Pirineos. Este pequeño pueblo termal, atravesado por el río Ariège, nos recibió con un ambiente tranquilo y un aire inconfundiblemente montañés.
Lo que más nos llamó la atención fueron sus fuentes termales al aire libre, donde los vecinos y visitantes sumergen los pies en aguas calientes cargadas de minerales. Nos pareció una experiencia curiosa y muy auténtica, sentir ese contraste entre el calor del agua y el frescor del aire pirenaico.
Paseamos por el centro, lleno de calles estrechas, plazas animadas y tiendas que ofrecen desde productos artesanales hasta delicias locales como quesos y embutidos de montaña. También descubrimos el Casino y la zona de balnearios, que hacen de Ax-les-Thermes un destino perfecto para quienes buscan combinar naturaleza y bienestar.
Ax-les-Thermes tiene esa mezcla de pueblo pirenaico y villa termal que conquista tanto en verano como en invierno.