“Recorrer los pueblos de Navarra es viajar entre montañas, caseríos y tradiciones"

LEITZA

“En Leitza sentimos que caminamos por un escenario de película, donde la naturaleza y la tradición nos envuelven, y cada calle nos recuerda escenas de ‘Ocho apellidos vascos’.”

Al llegar a Leitza, sentimos que entramos en un pequeño paraíso verde del valle navarro. El pueblo, rodeado de montañas y bosques, nos recibe con casas tradicionales de piedra y balcones llenos de flores que parecen sacados de una postal.

Mientras paseamos, no podemos evitar recordar que aquí se rodaron varias escenas de la película “Ocho apellidos vascos”, que mostró estos paisajes al mundo entero. Ver en persona esos rincones nos hace sonreír, como si por un momento formáramos parte de la historia que vimos en la gran pantalla.

Nos perdemos por sus calles tranquilas, notando la fuerte identidad vasca en su ambiente, su lengua y sus tradiciones. Y como no podía ser de otra manera, terminamos la visita probando pintxos y sidra en una taberna local, saboreando la autenticidad de un lugar que combina naturaleza, cultura y hasta un pedacito de cine.

ECHALAR

 “En Echalaz sentimos la calma del norte de Navarra, entre calles tranquilas y paisajes que parecen detenidos en el tiempo.”

Al llegar a Echalar, sentimos que cada calle y cada plaza nos cuentan algo sobre la vida tranquila del norte de Navarra. Paseamos sin prisa, admirando las casas tradicionales y los verdes paisajes que rodean el pueblo. Cada rincón nos invita a detenernos, a respirar y a disfrutar del momento, como si estuviéramos entrando en un escenario de película donde la naturaleza y la tradición se entrelazan. 

Tenemos que confesar que nos encantan los pueblos navarros. 

ELIZONDO 

“Pasear por Elizondo y escuchar el río nos hace sentir que el tiempo se detiene en este rincón del Baztán.”

Al llegar a Elizondo, sentimos que entramos en el corazón del valle de Baztán. Sus calles empedradas y casas tradicionales nos invitan a pasear sin prisa, descubriendo rincones llenos de historia y detalles que nos sorprenden a cada paso.

No tardamos en acercarnos a la cascada del río Baztán, un espectáculo natural que nos deja maravillados. El sonido del agua cayendo y el verde que la rodea nos envuelven, creando un momento de calma en medio del encanto del pueblo.

BURGUI

 “En Burgui sentimos que estamos a la puerta del Valle de Roncal, rodeados de prados verdes y montañas que nos invitan a explorar cada rincón del Pirineo navarro.”

Al llegar a Burgui, sentimos que nos adentramos en un rincón tranquilo del Pirineo navarro, el valle del Roncal Sus calles empedradas y casas tradicionales nos invitan a pasear sin prisa, mientras nos dejamos envolver por el verde de los prados y montañas que rodean el pueblo.

Nos detenemos junto al río Esca, que atraviesa el pueblo con un murmullo constante que añade calma a nuestro paseo. Entre caminata y fotografías, descubrimos pequeños detalles de la arquitectura local y sentimos la autenticidad de la vida rural navarra.

RONCAL

"En el pueblo disfrutamos de cada calle y rincón, donde la tradición y la tranquilidad nos envuelven.”

Al llegar al Valle de Roncal, sentimos que entramos en un paisaje lleno de montañas, prados verdes y pueblos que parecen detenidos en el tiempo. Cada rincón nos invita a pasear sin prisa, respirando el aire puro y disfrutando de la calma que se respira en el valle.

Recorremos sus calles y nos dejamos sorprender por la arquitectura tradicional: casas de piedra, balcones adornados con flores y plazas que invitan a sentarse y contemplar el entorno. 

Tras recorrer estos pueblos, sentimos que hemos descubierto la esencia más auténtica de Navarra: sus calles tranquilas, su arquitectura tradicional, sus paisajes verdes y esa mezcla única de naturaleza y cultura. Cada lugar nos ha dejado recuerdos especiales y momentos para saborear con calma. Nos vamos con la sensación de que aún nos queda mucho por explorar y con unas enormes ganas de volver, perdernos nuevamente por sus rincones y dejarnos sorprender otra vez por su encanto. ¡Volveremos! 😜