COSTA ORIENTAL
La costa oriental de Asturias se caracteriza por paisajes espectaculares donde el mar Cantábrico se encuentra con verdes prados y montañas cercanas. Sus playas, calas y acantilados crean un escenario natural impresionante, ideal para pasear, tomar fotos y disfrutar de la tranquilidad del entorno.
Los pueblos de esta zona mantienen un encanto tradicional, con calles estrechas, casas de piedra y un ambiente que combina la vida marinera con la hospitalidad rural. El aroma a mar y la brisa constante acompañan cada paseo por sus senderos costeros y paseos marítimos.
COLOMBRES
“Colombres, donde la arquitectura indiana se mezcla con el encanto del norte de España.
Sus calles empedradas nos llevaron entre casas indianas, elegantes y llenas de detalles, que cuentan historias de emigrantes que regresaron del Nuevo Mundo trayendo riqueza y cultura.
Entre otras, visitamos:
- Quinta Guadalupe
- Casona de Íñigo Noriega Mendoza
- Casa Roja
- Casa de Piedra
- Finca Las Raucas
- Casa de los Leones
- La Solana
- Casas Gemelas
- El Cantu
- Villa Manola
Aunque Colombres no es un destino imprescindible en Asturias, sí es una curiosidad encantadora para quienes disfrutan de la arquitectura, la historia y el ambiente tranquilo de un pueblo costero. Es un lugar ideal para una parada breve, un paseo relajado y algunas fotos que capturan la esencia del norte de España.
MIRADOR DEL PICU
Subir al mirador nos permitió disfrutar de vistas panorámicas únicas, respirar aire puro y sentir la inmensidad de Asturias. Es un lugar perfecto para hacer fotos, contemplar el horizonte y apreciar la armonía entre montaña y mar que caracteriza a esta región.
Aunque el acceso es fácil y rápido, la sensación que deja es inolvidable, convirtiendo la visita en una experiencia tranquila y muy recomendable para quienes disfrutan de la naturaleza y los paisajes impresionantes.
Podeis ver un vídeo en nuestro TIk TOK.
MIRADOR DE LA BORIZA
El Mirador de La Boriza es uno de esos rincones donde la naturaleza nos deja sin palabras. Desde este punto, se puede contemplar el mar Cantábrico extendiéndose hasta el horizonte, las playas de arena dorada y los acantilados que caracterizan la costa oriental de Asturias.
Subir al mirador es un paseo que recompensa con vistas panorámicas impresionantes, ideales para fotografiar la unión del mar y la tierra. La brisa marina y la amplitud del paisaje crean un ambiente perfecto para detenerse, relajarse y disfrutar del momento.
Aunque es una visita breve, el Mirador de La Boriza es una parada que añade un toque especial a cualquier ruta por la costa asturiana, ofreciendo una perspectiva única de la belleza natural de la región.
PLAYA DE CUE
El paisaje que la rodea combina acantilados y prados verdes, ofreciendo un contraste visual impresionante y un lugar ideal para fotografiar. A pesar de ser menos conocida que otras playas de Asturias, su encanto natural y la serenidad del entorno hacen que merezca una visita.
Es una playa perfecta para paradas breves durante una ruta por la costa, disfrutando de la brisa marina, el sonido de las olas y la belleza del paisaje asturiano.
PLAYA DE TORÓ
Pasear por Toró es una experiencia para todos los sentidos: el sonido de las olas, la brisa marina y el olor a sal nos envuelven mientras admiramos un escenario natural que combina serenidad y majestuosidad. Cada mirada descubre un detalle pintoresco, desde las pequeñas formaciones rocosas hasta la vegetación que corona los acantilados.
LLANES
“Entre acantilados y playas doradas, Llanes nos regala paisajes que se quedan en la memoria.”
Este precioso pueblo asturiano combina como pocos el ambiente marinero con el encanto de la montaña, y es el punto perfecto para recorrer la costa oriental de Asturias.
Empezamos nuestra visita perdiéndonos por su casco antiguo, declarado conjunto histórico-artístico. Las calles empedradas nos llevaron hasta la Basílica de Santa María del Conceyu, de estilo gótico, y las murallas medievales que aún conservan parte de su trazado original.
Desde el casco viejo bajamos hasta el puerto pesquero, donde los colores cambian por completo. Allí nos encontramos con los famosos Cubos de la Memoria, una obra del artista Agustín Ibarrola que transforma los bloques del espigón en un mosaico multicolor. Además de ser una galería de arte al aire libre, ofrecen unas vistas preciosas del mar y del pueblo.
Si os gusta caminar, os recomendamos el Paseo de San Pedro, un sendero verde sobre los acantilados con vistas al Cantábrico y al pueblo.
PLAYA DE POO
A solo dos kilómetros de Llanes encontramos uno de esos lugares que parecen de cuento: la Playa de Poo. Su nombre siempre arranca una sonrisa, pero basta llegar para entender por qué es una de las playas más queridas de la zona.
La playa se esconde al final de una pequeña ría que se abre al mar entre praderas y montes verdes. Cuando baja la marea, el agua se retira y deja al descubierto una especie de piscina natural de arena fina, perfecta para nadar o jugar sin oleaje. Y cuando sube la marea, el mar entra suavemente por el canal formando un paisaje cambiante que no deja de sorprender.
MIRADOR CAPILLA DE LOS DOLORES
En el pequeño y encantador pueblo de Niembro, descubrimos uno de los paisajes más bonitos del oriente asturiano: el Mirador de la Capilla de los Dolores. Desde aquí se contempla una escena que parece pintada: la pequeña iglesia blanca de Nuestra Señora de los Dolores, su cementerio sobre la ría de Niembro y, al fondo, la Playa de Toranda y el mar Cantábrico.
Cuando la marea sube, el reflejo de la capilla y las cruces del cementerio en el agua crea una imagen que deja sin palabras. Es uno de esos lugares donde el tiempo parece detenerse.
Es un sitio perfecto para hacer una parada tranquila, respirar y disfrutar del silencio.
Nosotros fuimos al caer la tarde, cuando la marea estaba alta, y el reflejo era tan nítido que parecía un espejo. Sin duda, uno de los lugares más fotogénicos y serenos de toda la zona
MIRADOR PLAYA TORIMBIA
balcón natural con vistas a una de las playas más espectaculares del norte de España.
Desde el mirador, el mar Cantábrico se abre ante nosotros en una curva perfecta de arena dorada rodeada de acantilados cubiertos de verde. La Playa de Torimbia parece escondida del mundo: sin construcciones, sin ruido, solo el sonido del viento y las olas rompiendo abajo. Es uno de esos lugares donde uno se queda en silencio, simplemente mirando.
El acceso al mirador es sencillo: se puede llegar en coche hasta la parte alta del acantilado, donde hay un pequeño aparcamiento, y desde allí caminar unos minutos por un sendero que lleva a los distintos puntos de observación. Si el día está despejado, se puede ver incluso parte de la costa oriental asturiana hasta los Picos de Europa.
Nosotros fuimos al atardecer y fue mágico: el sol cayendo sobre el mar, el cielo tornándose dorado y las vacas pastando en los prados cercanos. Sin duda, uno de esos momentos que hacen que te enamores aún más de Asturias.
PLAYA GULPIYURI
Declarada Monumento Natural, esta pequeña playa interior está a más de 100 metros del mar abierto, escondida entre prados y acantilados.
Cuando llegamos, lo primero que sorprende es que no se ve el mar. Caminamos por un sendero entre verdes praderas, y de repente, aparece ante nosotros un anfiteatro de arena dorada rodeado de roca caliza. El agua llega hasta aquí a través de un túnel subterráneo que conecta con el Cantábrico, formando una auténtica piscina natural que sube y baja con la marea.
Gulpiyuri no tiene más de 40 metros de longitud, pero su belleza es única. En marea alta, el agua cubre la arena y se puede nadar entre suaves olas; en marea baja, el mar se retira y deja una laguna tranquila donde el reflejo del cielo se mezcla con el verde del entorno.
RIBADESELLA
Ribadesella: el lugar donde el Sella escribe su historia cada verano.
Situada en la desembocadura del río Sella, es conocida por su belleza, su gastronomía y, por supuesto, por la famosa Descenso Internacional del Sella.
El casco histórico de Ribadesella nos recibió con calles empedradas, balcones floridos y pequeñas plazas llenas de vida.
Subimos después al Mirador de Guía, junto a la ermita del mismo nombre. Desde allí se domina todo el estuario, la playa y la villa. Al fondo, las montañas de los Picos de Europa cierran el horizonte. Es el lugar perfecto para ver la puesta de sol y entender por qué Ribadesella enamora a tantos viajeros.
CUEVA TITO BUSTILLO
Patrimonio Mundial de la UNESCO. En su interior se conservan algunas de las pinturas rupestres más importantes del arte paleolítico europeo, con más de 10.000 años de antigüedad. Es una visita imprescindible para quienes disfrutan de la historia y la arqueología.
Nosotros no la visitamos en esta ocasión.
LASTRES
"Un balcón blanco sobre el mar del norte".
Lastres tiene ese equilibrio perfecto entre lo marinero y lo rural, entre tradición y belleza natural. Pasear por sus calles, escuchar las gaviotas y sentir el olor a salitre es una experiencia que se queda grabada.
Nosotros optamos por verlo desde su puerto. Pero si te gustan las alturas el mirador de San Roque, parece una buena opción.
TAZONES
"Pequeño, auténtico y lleno de vida: así late el corazón de Tazones".
Llegar a Tazones es como entrar en un cuadro. Las casitas se apiñan sobre la ladera, formando un mosaico de colores que contrasta con el azul intenso del mar. El puerto pesquero, todavía en activo, mantiene toda su esencia: barcas pequeñas, redes secándose al sol y gaviotas sobrevolando en busca de restos de pescado.
Nos encantó pasear por sus dos barrios principales, San Miguel y San Roque, conectados por estrechos callejones empedrados llenos de flores. En cada esquina hay una foto esperando ser tomada.
Tazones tiene una historia curiosa: fue el primer lugar de España donde desembarcó Carlos V en 1517, cuando venía a ocupar el trono. Una placa en el puerto recuerda aquel momento, y cada agosto el pueblo celebra una recreación de su llegada, con trajes de época y fiesta en las calles.
In lugar pequeño, pero encantador.
Recorrer la Asturias oriental ha sido una de esas experiencias que te llenan los pulmones y el alma. Aquí, la naturaleza y la tradición se dan la mano en cada curva de la carretera: prados infinitos, acantilados que se asoman al Cantábrico y pueblos marineros que conservan intacta su esencia.
La Asturias oriental es, sobre todo, una sensación: la del viento fresco en la cara, el olor a sal y hierba mojada, la hospitalidad de su gente y la calma que se respira en cada rincón. Nos marchamos con la maleta llena de recuerdos.