RUTA QUIJOTE

Siguiendo los pasos de Don Quijote, recorremos paisajes que parecen de otra época”

 

Siempre habíamos querido seguir los pasos de Don Quijote, ese caballero loco y entrañable que confundía molinos con gigantes y posadas con castillos. Y por fin lo hicimos: cogimos el coche, una buena dosis de curiosidad, y nos lanzamos a la Ruta del Quijote, atravesando los paisajes que inspiraron la novela más famosa de la literatura en español.

La ruta se sitúa en su mayoría en Castilla-La Mancha, pasando por provincias como Ciudad Real, Toledo, Cuenca, Guadalajara y Albacete. 


MOTA DEL CUERVO 

 “Mota del Cuervo, tierra de molinos que vigilan la llanura manchega como gigantes eternos.”

Llegamos a Mota del Cuervo. Desde lejos ya se perfilaban los famosos molinos de viento, vigilantes eternos sobre la colina conocida como la Sierra de los Molinos. Enseguida entendimos por qué este lugar se gana el título de “Balcón de La Mancha”.

Subimos al cerro donde se alinean los siete molinos blancos, perfectamente restaurados, y cada uno con su propio nombre. Algunos están abiertos al público, como el molino El Gigante, donde pudimos ver por dentro la maquinaria de madera que aún funciona con el viento.

Desde allí arriba, el paisaje es inmenso: el horizonte se pierde entre campos de cultivo, viñedos y encinares. Si te paras a escucharlo, el viento parece contar historias de caballeros andantes.

Aunque no se menciona directamente en la novela, se dice que Cervantes pasó por Mota del Cuervo en sus viajes recaudando impuestos, y que la imagen de estos molinos pudo inspirar su obra. De hecho, en el pueblo hay múltiples referencias al Quijote y a Sancho, como una escultura en la entrada o frases del libro pintadas en paredes y plazas.


EL TOBOSO

El Toboso, pueblo cervantino donde cada rincón recuerda a Dulcinea y a las aventuras del Quijote.”

Si alguna vez has oído hablar de Dulcinea, seguro que sabes que era la dama idealizada de Don Quijote. Pero ¿sabías que era del Toboso? Pues sí: este pequeño pueblo manchego es mucho más que un punto en el mapa. Es uno de los lugares con más magia de la Ruta del Quijote

Nada más llegar a El Toboso, lo primero que llama la atención es su tranquilidad. Las calles son estrechas, con casas encaladas, muchas con zócalos de color azul añil y rejas de forja. Es un lugar perfecto para pasear sin prisa, detenerse en cada rincón y dejar volar la imaginación. Aquí todo recuerda al Quijote.

La Casa de Dulcinea es una casona manchega del siglo XVI que conserva el estilo de vida de la época. Se cree que perteneció a Ana Martínez Zarco, quien podría haber sido la mujer real en la que Cervantes se inspiró para crear a Dulcinea.


CAMPO DE CRIPTANA

“Campo de Criptana, donde los molinos recortan el horizonte y evocan las gestas inmortales del Quijote.”

En pleno corazón de La Mancha, Campo de Criptana se alza como un símbolo vivo de la literatura universal. Sus icónicos molinos de viento, que coronan la Sierra de los Molinos, evocan la célebre escena en la que Don Quijote confunde estos colosos con gigantes. Declarados Bien de Interés Cultural, algunos de estos molinos, como el Molino Burleta, conservan su maquinaria original del siglo XVI.  

Descendiendo desde la sierra, nos adentramos en el Barrio del Albaicín, un entramado de calles estrechas y empinadas, salpicadas de casas encaladas con zócalos añiles. Este barrio, de origen morisco, conserva el encanto de antaño y ofrece rincones pintorescos ideales para la fotografía 


CONSUEGRA 

“Consuegra, tierra de molinos y castillo, donde la Mancha muestra toda su grandeza.”

Seguimos la senda de los molinos y llegamos otra vez a encontrarnos con ellos.

Los molinos de Consuegra, con nombres como Sancho, Rucio, Bolero y Espartero, conservan en algunos casos su maquinaria original del siglo XVI. Estos gigantes de piedra y madera son testigos del ingenio humano para aprovechar el viento en la molienda de cereales. Visitar su interior permite comprender el funcionamiento de estos ingenios y apreciar la vida de los molineros de antaño.  


ALGAMASILLA DE ALBA

Este lugar es en el  que, según la tradición, es ese “lugar de la Mancha” del que Cervantes no quiso acordarse. Se cuenta que en este pueblo comenzó a escribir Cervantes, su famoso libro, cuando estuvo encarcelado, en la Cueva de Medrano. 

Recorrer la Ruta del Quijote ha sido como adentrarse en las páginas del libro más famoso de la literatura española. A lo largo de nuestro viaje, seguimos los pasos del ingenioso hidalgo Don Quijote y su fiel escudero Sancho, atravesando los paisajes infinitos de La Mancha, salpicados de molinos, castillos y pueblos con encanto.

Un viaje literario, que vale la pena conocer, de la España más auténtica.