GARROTXA

“En la Garrotxa descubrimos volcanes dormidos, bosques mágicos y pueblos medievales llenos de encanto.”

La Garrotxa está situada en el noreste de Cataluña, dentro de la provincia de Girona, y forma parte de la comarca interior del Prepirineo catalán.

Nuestra ruta por el interior de Cataluña, hicimos una parada obligatoria en una comarca que nos tenía fascinados solo con su nombre: La Garrotxa. No sabíamos exactamente qué esperar, pero lo que encontramos superó cualquier idea preconcebida. ¿Nos acompañas? 


OLOT

Olot es la capital de la comarca.Olot está literalmente construida entre volcanes.

Es perfecta como base para explorar La Garrotxa, pero también tiene entidad propia para una visita completa. 

Nosotros la visitamos en Reyes y la ciudad estaba muy ambientada. Pero creo que nos queda más que conocer de ella. 


CASTELLFOLLIT DE LA ROCA

“Castellfollit de la Roca nos deja sin aliento con su pueblo colgado sobre un impresionante acantilado de basalto.” 

De camino entre Olot y Besalú, hicimos una parada en Castellfollit de la Roca, uno de esos lugares que quitan el aliento antes incluso de poner un pie en sus calles. Ya desde lejos, vimos cómo el pueblo se alzaba, desafiante, sobre un acantilado de roca basáltica de más de 50 metros de altura y casi un kilómetro de largo. Es imposible no quedarse boquiabiertos.

El risco sobre el que se asienta Castellfollit está formado por la superposición de coladas de lava de hace miles de años, y el contraste entre la roca negra y las casas de piedra volcánica es espectacular. Parece un escenario de película, pero es muy real. Y lo mejor: se puede visitar con total tranquilidad.

Entramos al casco antiguo y caminamos por sus calles empedradas, estrechas y llenas de historia. Las casas, muchas construidas directamente sobre la roca, conservan ese aire antiguo y auténtico. Al final del pueblo se encuentra la iglesia de Sant Salvador, en un extremo del precipicio, desde donde las vistas sobre los ríos Fluvià y Toronell son absolutamente inolvidables.

Nos asomamos al mirador y sentimos una mezcla de vértigo y asombro. Estábamos literalmente en el borde del acantilado. Abajo, el bosque y el cauce del río parecían de juguete.

Es uno de los pueblos más fotografiados de Cataluña, y con razón. Cada rincón es fotogénico. Pero más allá de la imagen icónica, hay una paz muy especial en Castellfollit: el silencio del acantilado, el sonido del viento, la piedra bajo los pies. Es uno de esos lugares que se quedan grabados no solo por su estética, sino por lo que se siente al estar allí.


BESALU

“En Besalú viajamos al pasado paseando por su puente medieval y sus calles llenas de historia.”

De todos los pueblos que visitamos en nuestra ruta por la Garrotxa, Besalú fue, sin duda, uno de los que más nos hizo viajar en el tiempo. Cruzar su puente y entrar en el casco antiguo es como abrir una puerta al siglo XII. Nada desentona. Todo está en su sitio. Y aún así, la vida cotidiana sigue, con cafés, librerías, vecinos y turistas curiosos como nosotros.

Nada más llegar, nos recibió su puente románico del siglo XI, majestuoso y perfectamente conservado, con su torre de vigilancia en medio. Lo cruzamos a paso lento, admirando el río Fluvià y las piedras doradas que parecían brillar con la luz de la tarde. Desde cualquier ángulo, el puente de Besalú es una postal perfecta.

Una de las cosas que más nos sorprendió fue descubrir el patrimonio judío que conserva Besalú. paseamos por el antiguo barrio judío, con sus callejuelas estrechas y silenciosas que aún conservan el trazado original.

Besalú es de esos lugares donde perderse no solo es fácil, es delicioso. Callejuelas empedradas, casas de piedra, pequeños talleres de artesanía, museos (como el del Miniatura), y cada rincón lleno de detalles: rejas, balcones, inscripciones, arcos y plazas donde detenerse a tomar algo.

 

 

Sentarse en la Plaça Llibertat, bajo los porches, y ver la vida pasar fue uno de esos momentos simples que se nos quedaron grabados.


FAGEDA D'EN JORDA

“En la Fageda d’en Jordà caminamos entre hayas mágicas que parecen sacadas de un cuento.” 

Si alguna vez habéis soñado con pasear por un bosque sacado de un cuento, la Fageda d’en Jordà, en plena zona volcánica de la Garrotxa, es vuestro lugar.

Este hayedo tan especial crece sobre una colada de lava del volcán Croscat, lo que le da un suelo fértil, mullido y lleno de vida. Pasear por aquí es como entrar en una cápsula de silencio: solo se oye el crujido de las hojas bajo los pies y los trinos de los pájaros. Y lo más curioso es que, a pesar de estar a solo 550 metros de altitud, este hayedo crece como si estuviera en alta montaña. 🌿

Durante el camino, nos cruzamos con varias zonas de pasto, pequeños puentes de madera, y miradores desde donde se ve cómo los árboles cubren la lava. Si vais en otoño, la alfombra de hojas es espectacular. Para nosotros es la mejor época para visitarlo, por sus colores. 

Muy cerca de la Fageda d’en Jordà está la cooperativa La Fageda, famosa por sus yogures y helados. Si tenéis tiempo, podéis visitar sus instalaciones 


ZONA VOLCÁNICA

Situada en la provincia de Girona, esta zona protegida alberga más de 40 conos volcánicos y 20 coladas de lava, aunque hace miles de años que están inactivos. El resultado: un paisaje fértil, verde y lleno de rincones con encanto.

Situada en la provincia de Girona, esta zona protegida alberga más de 40 conos volcánicos y 20 coladas de lava, aunque hace miles de años que están inactivos. El resultado: un paisaje fértil, verde y lleno de rincones con encanto.

Pasarás por el Volcán de Santa Margarida, con su famosa ermita en el cráter.

También puedes pasar por el Volcán Croscat, que tiene un corte espectacular que deja al descubierto su interior. Ambos son accesibles con rutas sencillas desde aparcamientos cercanos.

Eso si quieres dar la vuelta completa el recorrido es de más de 6 horas. Encontrarás zonas de picnic por el camino. 


SANTA PAU

“En Santa Pau nos perdemos entre murallas medievales y el encanto volcánico de la Garrotxa.”

Después de explorar los senderos de la Garrotxa y perdernos entre las hayas de la Fageda, decidimos completar nuestra ruta con una parada en Santa Pau, un pequeño pueblo que parece detenido en el tiempo. Si te gustan los rincones con encanto, las plazas empedradas y las vistas espectaculares, este lugar te va a conquistar.

Pasear por Santa Pau es viajar a la Edad Media. Su plaza porticada, el castillo y las estrechas calles de piedra conforman uno de los conjuntos medievales mejor conservados de Cataluña. Todo está muy bien señalizado, y puedes recorrer el casco antiguo en una hora tranquilamente, disfrutando de cada rincón.

Nosotros fuimos por la tarde, cuando el sol ya empieza a bajar y tiñe las fachadas de tonos dorados. Las terrazas de la plaza son perfectas para tomar algo con vistas a la montaña.


LES PLANOLES DE HOSTALETS

“En Les Planes d’Hostoles descubrimos pozas escondidas y paisajes que invitan a desconectar en plena naturaleza.” 

Les Planoles dels Hostalets d’en Bas” es una joya escondida en la Vall d’en Bas, dentro de la Zona Volcánica de la Garrotxa. 

Si lo que buscas es un paseo suave, entre naturaleza bucólica y paisajes que parecen sacados de un cuadro, no te pierdas Les Planoles, en los Hostalets d’en Bas. Este pequeño núcleo, rodeado de campos, árboles y casas de piedra, es uno de esos sitios que invitan a caminar sin prisa.

Si eres amante de la fotografía rural, lleva la cámara. Las casas de piedra, las montañas al fondo y la luz de la tarde son un regalo para la vista.

 

Conclusión: Garrotxa, un viaje al corazón verde de Cataluña.

 

Nuestra ruta por la Garrotxa ha sido una de esas escapadas que lo tienen todo: naturaleza viva, pueblos con alma, caminos tranquilos y una calma que reconecta. Tanto si te gusta andar por bosques mágicos como perderte en calles empedradas, esta zona te ofrece una mezcla perfecta entre paisaje volcánico, patrimonio rural y buena gastronomía.

Si estás buscando una escapada en la naturaleza, con aire puro, buena comida y rincones con historia, la Garrotxa no decepciona.